Que nuestra actitud y capacidad de adaptación, que el Pensamiento Modifica la Salud es una de las simples conclusiones que uno puede obtener de las investigaciones que ha desarrollado el doctor Bruce Lipton.
Bruce Lipton, es doctor en Biología Celular, una de las principales y más controvertidas voces en la nueva biología, que es contraria al paradigma darwinista y partidaria de que el entorno y la cooperación (tesis de Lamarck) y no los genes son el auténtico motor de la vida, lo que quiere decir que no somos víctimas de nuestra herencia genética, somos producto de la capacidad que desarrollemos para adaptarnos y existir en nuestro entorno, por más adverso que sea. Es autor del best seller “La biología de la Creencia” y ganador del premio GOI de la Paz en el 2009.
Despues de siglos de desmitificación y devalorización de la sensibilidad, de la intuición, del pensamiento no racional, ya sea masculino o femenino, (en los primeros ni pensar que lo pueden tener y en nosotras llamado brujeria) descubrir científicamente que nuestra biología se estructura a partir de la actitud, del pensamiento, de la intención y a partir de ahí de una compleja red de cooperaciones y no de competencias, es un cambio de paradigma tan abrupto que, por lo menos a mi, me da vertigo.
Las investigaciones del Dr. Lipton demuestran que somos responsables de nuestra vida, ya no hay a quien echar la culpa, es nuestra actitud, sistema de creencias, nuestra intención y los hábitos que creamos a su alrededor para protegerlos lo que determina nuestro estado de bienestar.
En La Asociación Ser Integral hablamos de la necesidad de modificar hábitos y rutinas, no nos cansamos de repetirlo, conozcamos nuestros patrones de comportamiento y desde ahí empecemos a mejorar nuestra salud. Somos dueño de nuestra salud.
Las Preguntas Fundamentales
- ¿Dónde y en qué momento se originan nuestros patrones de comportamiento?
- ¿A quién o qué benefician estos comportamientos y actitudes?
- ¿Por qué los mantenemos, aun sabiendo que no son beneficiosos?
- ¿Estas decidido a asumir la responsabilidad que te corresponde y cambiar?
Si lográramos dar respuesta a estas preguntas podríamos actuar sobre el origen, sobre la causa y desde ahí entonces podríamos empezar a modificar nuestro sistema de comportamiento y por tanto nuestra salud y bienestar se vería beneficiado.
Actuaríamos desde la convicción y actuaríamos con efectividad. Cambiar nuestra alimentación sería no solo un acto mecánico basado en cambiar la calidad de los alimentos (que es importante) si no la actitud que tenemos en cada momento que ingerimos el alimento, como combustible para el funcionamiento de la maquinaria.
Os invitamos a reflexionar, investigar, sentir y compartir comentarios… Todos y todas estamos des – aprendiendo, para aprender que el poder sobre nuestras vidas y la calidad de ella puede ser alto.