Hace 25 años terminé mis estudios universitarios de medicina. Hace ya 15 que entendí que el camino de la ortodoxia, trazado desde las aulas y la academia, no llenaba mis expectativas y mi proceder, razón por la cual inicié mi formación en otras disciplinas.
Cuando doy charlas, o en los cursos de formación, incluso en el ejercicio diario de mi profesión en la consulta médica, utilizo con frecuencia la frase “el camino del medio es el que me ha llevado mas lejos”.
Esto no significa no mojarse, no tomar partido, ni mucho menos. Esto significa para mí, que las posturas extremas al final terminan antes. Y dentro de esas posturas vuelvo y pienso en la academia y la ortodoxia de la medicina convencional imperante con algunos de sus exponentes, evidentemente no todos.
Si bien Hahnemann se alejó de las conductas habituales y los procederes que aprendió en las mejores universidades de su época y eso hizo que fuera perseguido y desprestigiado, al final la historia lo reconocerá como un gran médico capaz de innovar y ofrecer un proceder que a mi me ha dado grandes satisfacciones profesionales y personales. Un verdadero científico que estuvo 19 años experimentando una y otra vez hasta estar seguro antes de publicar por primera vez sus hallazgos.
En la década de los ochenta otro investigador cargado de prestigio y con un futuro brillante, el Dr Jaques Benveniste, encuentra unos resultados sorprendentes en sus investigaciones pero no demostraron lo que la ortodoxia esperaba. Fue valiente y publicó. Pasó poco tiempo antes que la maquinaria lo llevara al desprestigio total que terminó con una prematura muerte (posiblemente incapaz de asumir la situación que vivía).
Hace unos años otro médico de fama mundial, el Dr Luc Montagnier, decide retomar esas investigaciones, pero ya teniendo el respaldo de un premio nobel a sus espaldas. Aparecen unos resultados de nuevo muy sorprendentes y que ponen en tela de juicio los conocimientos actuales y abre las puertas a nuevos e impensables campos de aplicación en la salud.
Ya la ortodoxia comienza a estar inquieta y lo tildan de senil, dicen que está viejo y desvariando….
Esas posturas extremas de la ortodoxia hacen que quienes pensamos diferentes seamos desprestigiados, pero eso no significa que no estemos bien preparados, solo que pensamos diferente.
El modelo científico tal como lo conocemos hoy día está caduco. Veremos como en algunos años se incluirán otras variables ya enunciadas desde hace muchos años.
La memoria del agua, el documental que resume los estudios del Dr. Luc Montagnier
Si bien el documental es antiguo, escribo y publico este texto para que podamos tener un debate sosegado, tranquilo y profundo con las diferentes visiones de la medicina. O simplemente para que mis pacientes o las personas que comparten el modelo homeopático, tengan un argumento con el cual poder comenzar a atisbar una explicación al funcionamiento del medicamento homeopático.
Me molesta ver, leer o escuchar argumentos poco profundos y carentes de rigor afirmando que la homeopatía es un timo. Principalmente cuando se pretende hacer encajar un medicamento homeopático dentro de un modelo que no tiene en cuenta la individualización o las mínimas condiciones de prescripción homeopática.
Pero no se trata de saber quién tiene la razón, se trata de aunar esfuerzos y entender que los recursos de las diferentes terapéuticas pueden utilizarse para ayudar a quién lo necesita. Sería de tontos negar los enormes avances de la medicina convencional y negarnos a utilizar por ejemplo un anestésico o un antibiótico bien indicado, o una cirugía en tal caso.
Después de ver este documental y haber leído algunas otras cosas, entiendo que en unos años, ya no se pondrá en duda que somos personas profesionales, bien formadas y con el claro objetivo de ayudar a nuestros pacientes desde una forma no invasiva, sin efectos secundarios y promoviendo el restablecimiento de la fuerza vital.
Ahora bien, quien haya aguantado leer hasta acá también debe saber que considero que Montagnier es muy cauto con lo que dice y posiblemente esto hace que explique que ese patrón se debe exclusivamente a un patógeno como culpable de la enfermedad. Puede estar presente, claro que sí, pero es el equilibrio del huésped el que determinará si un patógeno lo afecta o no. Él describe solo los conceptos ortodoxos en donde el patógeno es el culpable y no las condiciones del huésped o del organismo las que enferman al individuo.
Esas alteraciones encontradas, esos patrones reflejados podrían corresponder a la información que da la propia sustancia experimentada o a las informaciones propias de la fuerza vital.
Entiendo que todos los seres vivos emitimos un patrón electromagnético, vibracional con unas características comunes pero con individualidades añadidas. Un patrón base para cada especie por ejemplo y unos individualizados para cada situación concreta.
Si somos seres energéticos, emitiremos un patrón. Si se emite, se podrá leer y por tanto saber si está alterado y si se puede hacer esto, se podrá enviar la “anti-señal” para que se restablezca.
El medicamento homeopático emitirá la vibración necesaria (información) para que ese patrón se corrija. Pero no basta. El paciente debe hacer lo que esté a su alcance, para que una vez corregido, ese patrón se mantenga.
Lo mismo con las nuevas tecnologías que tienen el software adecuado para leer y corregir dicho patrón. Pero volvemos a lo mismo. Eso no basta.
Estas dos estrategias de terapéutica y cualquier otra que busque el restablecimiento del equilibrio harán que cada organismo lo encuentre, pero si no corregimos las causas, si no retiramos los obstáculos, volveremos a caer en la alteración vibracional.
Que es lo que nos enferma: hay un evento desencadenante, puede ser una anomalía genética, una mala dieta, pésimos hábitos, una emoción (siempre asociada), que altera nuestro patrón vibracional. Para estar sanos además de corregir las situaciones a nuestro alcance (hábitos y rutinas, gestión de emociones, cambios de conducta, etc), tendremos que ayudar a nuestra fuerza vital a encontrar su armonía vibracional. Su equilibrio.
No es únicamente a través de la homeopatía que se logra, en un momento dado cada individuo responderá mejor a un tipo de terapia o a la conjunción de varias de ellas. Pero lo que me queda claro es que la verdadera curación se da cuando el organismo se encuentra en su patrón de vibración adecuado, vuelve a su equilibrio (no necesariamente al anterior estando sano), consigo mismo y con su entorno.
Ese es nuestro reto como personas, buscar el equilibrio.
Mi reto profesional es hacer las preguntas adecuadas, ayudar a corregir los hábitos y rutinas y procurar determinar los múltiples factores que hacen que en un momento dado alguien enferme. Encontrando esto, se hallará el camino adecuado.